Tras la muerte de Mahoma y la ocupación de la península arábiga, entre los siglos VII y VIII los musulmanes se lanzaron a conquistar amplios territorios en el Mediterraneo Occidental.
La conquista tuvo varias etapas:
LA PRIMERA EXPANSIÓN
Los cuatro primeros califas (632-661) sucesores de Mahoma conquistaron Egipto, Siria, Irak y parte de Irán enfrentándose a los Imperios persa y bizantino
Fueron elegidos como califas, o sucesores de Mahoma, entre familiares cercanos al profeta, pero, desde el principio, la forma de elección, generó una división entre los musulmanes que aún sigue hoy:
- Chiitas, minoritarios, o defensores de que el califa debía ser descendiente directo del profeta Mahoma (como el yerno de Mahoma, Alí, casado con su hija, Fátima)
- Sunitas, mayoritarios, defensores del Corán y la tradición islámica (sunna), que defendían que el califa debía ser elegido entre los mejores creyentes del Islam.
Después ocuparon todo el
Norte de África tras una
dura guerra contra las tribus nómadas del Magreb (bereberes) y conquistaron la
Península Ibérica (711-714) que
pasó a llamarse al-Ándalus.
Sólo los
francos frenaron su expansión por Europa derrotándoles en la
batalla de Poitiers (732).
Paralelamente, aprovechando la debilidad del Imperio Bizantino (lo que quedaba del Imperio Romano de Oriente) llegaron hasta su capital, Constantinopla, pero tras un largo asedio tuvieron que retirarse.
Finalmente conquistaron todo Irán, Afganistán y penetraron en Asia central hasta llegar a Pakistán (cerca de la India)
EL CALIFATO DE DAMASCO
Entre los años 661-750 los territorios conquistados permanecieron bajo la autoridad de los califas de la familia Omeya establecidos en Damasco (capital de Siria).
Para gobernar, los califas delegaron su poder en un primer ministro o visir y cada provincia estaba gobernada por un emir o walí
En los territorios ocupados mediante la yihad (guerra santa) los conquistadores musulmanes permitieron a los pueblos sometidos conservar su propia religión, leyes y costumbres.
Así cristianos y judíos podían seguir practicando sus ritos, mantener sus comunidades y costumbres y trabajar en sus oficios a cambio de pagar tributos o impuestos al gobernador musulman de su provincia.
Con el tiempo, como los musulmanes (especialmente los árabes) tenían grandes privilegios económicos y sociales, muchos de los habitantes de las zonas conquistadas se convirtieron al Islam.
EL CALIFATO DE BAGDAD
A partir del 750 la familia de los Abasíes derrota (y aniquila) a los Omeyas (el último de ellos se refugiará en Al-Andalus) fundando un nuevo califato con capital en Bagdad (actual Irák)
Durante el califato abasí, los musulmanes conquistaron todo el Mediterráneo practicando una intensa actividad comercial por tierra y mar que distribuía todo tipo de mercancías desde Al-Andalus y el Norte de Africa hasta China.
En el s X surgieron divisiones en la unidad del Califato (como otro califato en Córdoba) debido a la invasión de tribus nómadas de Asia Central (turcos y mongoles).
En 1258 la dinastía Abasí fue derrotada por los mongoles que, a pesar de ello, se convirtieron al Islam y lo expandieron por Asia Central hasta la India.
En 1453, tras la toma de Constantinopla, la capital del Imperio Bizantino, por los turcos, el Imperio Otomano o turco controló el mundo islámico hasta el s. XIX. dando también fin a la Edad Media.